
La noche siniestra con sus sombras y destellos lo enciende.
Marea, el suplicio de arcadas/rajadas carmesí,
Comienzan trenzándome el pelo
La vista despegada y el tacto y los colores
Sueltos los dedos y las uñas caídas
Tormento de arcadas peinando
Pelo por pelo,
Afilando diente por diente
Por que el llega con sombrío desaire
A incubar.
Hablaré en símbolos por varios días intentando imitar el lenguaje antiguo.
Seré un mártir
Cuando lo consiga me coronaran con aureolas oscuras y en mi rostro habrá tanta pena que te arrodillarás ante mi dolor
la gente me mirará y sentirá misericordia de mi dolor